La
carga mental se puede definir como el nivel de control deliberado y consciente
de las informaciones, necesario para que se produzca un comportamiento.
Los
riesgos para la salud que pueden derivarse de la carga mental si se mantiene en
el tiempo son: irritabilidad, preocupaciones injustificadas, falta de energía,
insomnio, alteraciones somáticas, disminución del rendimiento de trabajo...
Algunas
pautas de prevención de riesgos derivados de la carga mental de trabajo pueden
ser: enriquecimiento de tareas, concepción adecuada del entorno físico, pausas,
facilitar la comunicación, diseño adecuado de las señales, control sobre el
ritmo de trabajo, legibilidad de los caracteres.
Por tanto, los factores que inciden en la carga mental son:
• La
cantidad de información que se recibe,
• La complejidad
de la respuesta que se exige,
• El
tiempo en que se ha de responder,
• Las
capacidades individuales,
• El
salario,
• Las
malas relaciones laborales y,
• Los
trabajos de poco contenido.
Cada
vez más, el trabajo, con la aplicación de las nuevas tecnologías, impone al
trabajador
elevadas exigencias en sus capacidades de procesar información. El trabajo implica,
a menudo, la recogida e integración rápida de una serie de informaciones con el
fin de emitir, en cada momento, la respuesta más adecuada a las exigencias de
la tarea.
Uno
de los factores que inciden directamente en la carga mental es el horario de
Trabajo,
influyendo de una forma decisiva en ésta, el trabajo a turnos y el trabajo
nocturno.
La
fatiga o carga mental suele darse, especialmente, en trabajos con ordenador,
puestos
de control de calidad, regulación de procesos automáticos, control o mando a distancia,
trato con el público, etc.
La
disminución del esfuerzo muscular va asociada en muchos casos a un aumento
de
la información que se maneja.
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